Mi llegada.

Salí de casa a primera hora de la mañana, mientras todos dormían. Había revisado mi equipaje unas veinte veces, siempre con esa molesta sensación de que olvidaba algo. Me había acostado muy pronto, no pasarían de las 11, pero aún así no había dormido mucho, debido a los nervios.

En otras circunstancias, nunca habría tomado esta decisión. ¿Salir del pueblo, de mi hogar, para ir a tratar con un montón de desconocidos? Decididamente, no era mi forma de ser. Aun así..

Molestos recuerdos invadieron mi mente. Mi madre gritándome, mi tío defendiendome, y los cristales rotos, esparcidos por el suelo. No había hecho nada en ningún momento, pero de alguna manera, sabía que había sido yo. Siempre yo.

Aquella noche, mi tío vino a mi habitación. Me encontraba escuchando música, con la almohada llena de lágrimas, como siempre. Me abrazó, y me dio el folleto. En ese momento, le agradecí más a él lo que hizo por mí que a nadie nunca.

Saqué el folleto de la mochila, con cuidado de no romperlo. “Academia Frozen, seres fantásticos e híbridos”. Por la parte de atrás, un formulario de inscripción, en el que me preguntaban las típicas preguntas de los típicos formularios. Nombre, edad, fecha de nacimiento… Aún así, estuve una semana para decidirme a rellenarlo y a huir de casa.

Así que seres mágicos e híbridos… sí, en mi vida habían ocurrido todo tipo de hechos mágicos e inexplicables, pero… ¿magia?

Sabía que me adentraba en terrenos desconocidos, no sabía si me pedirían alguna demostración de poder, o algo así. No sabía si esperarían el control de mis poderes, no sabía nada de mi nuevo hogar. Tras aventurarme, siempre venían las dudas. Siempre.

Tras horas caminando, llegué a la puerta de la academia. Toqué en la puerta y simplemente, esperé.




OFF ROLL: Es así de largo porque ayer ponía 500 palabras y hoy pone 10 líneas y no lo vi TT

Off: No te preocupes, así está perfecto.
On:
Una nueva alumna había llegado a la Academia Frozen. Beatrice apareció entre mariposas doradas, detrás de la joven, con una sonrisa en el rostro.
-¿Deseas entrar?- Dijo acercándose a ella y a la puerta, a la vez. Chasqueó los dedos, y se abrió la puerta principal. Entró ella primero, y miró detenidamente a ésta. Por simple intuición, ella sabía que no había descubierto sus poderes aún, y que estar en Frozen le podía parecer extraño. ¿Por qué no había elegido Black Light? ¿No le sería más fácil ahí? Suponía, que solo era cuestión de tiempo, esperar a que se acostumbrara. Paró de pensar en todo eso, y decidió dirigir nuevamente la palabra a la chica. -¿Vas a pasar?- Sonrió burlona, mientras hacía aparecer su pipa. -¿Cómo te llamas?- Sin querer esperar respuesta, le quito el formulario a través de la magia, llegando a parar a las manos de la bruja. -¿Lena Duchannes, eh?- Continuó observando el formulario con tranquilidad. -Bonito nombre, pequeña...-

Me sobresaltó un resplandor que provenía de mi espalda. Me giré atemorizada a tiempo para ver a una joven mujer aparecer entre doradas mariposas.
Me preguntó si quería entrar. Aún impresionada por su repentina aparición, no conseguí articular palabra. En lugar de intentarlo, me abstraí mirando sus perfectos rizos dorados y sus penetrantes ojos azules. Cuando me di cuenta, vi una sonrisa burlona dibujada en su cara, y me dí cuenta de que debía responder.
Mi formulario salió disparado de mis manos, y fue a parar a las suyas. Lo leyó, y alabó mi nombre. Me armé de valor y me decidí a responder.
-Eh, sí, Lena, señora... Vengo de parte de mi tío... Es el señor Faraday, puede que le conozca. Él.. me dio ese folleto.

No supe por qué había hecho eso. Generalmente era una persona muy introvertida, pero esa mujer tenía algo que me hacía necesitar decir todo lo que se me pasara por la mente. Decidí tratar de contenerme, por si metía la pata.

Siguió leyendo el papel, mientras hacía aparecer su pipa y la encendía. La chica parecía ser un poco tímida, la oía hablar, realmente, no tenía ningún interés en lo que ella decía, ya que ya sabía quien era, y quien la había enviado.
-No hace falta que me des explicaciones, lo sé todo- Sonrió burlonamente, y dio una calada a la pipa. -Acompáñame te voy a llevar a tu habitación, señorita Duchannes-
Comenzó a caminar, lentamente, a su manera. Estaba bastante ocupada, y sólo quería dejarla en su habitación, y marcharse para hacer todo el papeleo, pero no iba a comportarse malamente delante de ella, no iba a mostrar su verdadero ser, delante de ésta sería una persona educada, y bien respetada. Ya se enteraría ella por los rumores de que persona se trataba Beatrice, y también decidiría hacer caso de ellos o no.

Comenzó a guiarme hacia mi habitación. Caminaba con paso lento, no me costó mucho alcanzarla.
Aquella joven misteriosa me inspiraba temor. Parecía solo unos años mayor que yo, pero su mirada era severa, y no parecía tener cariño por demasiada gente. Por esta razón supe que debía hacerle caso en todo lo que me ordenara, no parecía ser tan paciente como mi tío.